La banca está tomando las riendas de la digitalización para conducir un modelo de negocio afectado por la crisis, el mantenimiento de bajos tipos de interés y la presión de la regulación. Además de gestionar de forma proactiva las exigencias legales, el capital y los riesgos, los bancos han introducido innovación en la oferta de productos y servicios financieros. Han podido realizar esos desarrollos apoyándose en su potente infraestructura tecnológica.
Como se puede apreciar en los resultados de algunas encuestas realizadas por consultoras y asociaciones empresariales, la banca ha centrado también sus esfuerzos en otros aspectos como optimizar la distribución y obtener una ventaja competitiva de la información que tiene de sus clientes.
Respecto a la distribución, estos años ha crecido de forma importante el canal digital en detrimento de otros canales tradicionales como las sucursales o la banca telefónica. La utilización creciente de la banca electrónica y de la banca móvil se ha convertido en una tendencia al alza, tanto por parte de empresas como de particulares.
El informe Informe Mobile en España y en el Mundo 2017 de Ditrendia nos descubre que uno de cada cuatro usuarios en el mundo ya solo usa banca móvil y que España y los Países Bajos son los países en los que más ha crecido la banca móvil, alcanzando el 51% de usuarios. Dentro de las actividades que más se realizan con dispositivos móviles está el uso de servicios de banca online, que aumenta hasta alcanzar un 44%. La mayoría de los usuarios accede a la banca móvil varias veces a la semana (16%) o varias veces al mes (15%) e incluso un 12% lo hacen varias veces al día.
Sin embargo, los canales tradicionales siguen teniendo un papel relevante en las operaciones bancarias más complejas. En este sentido los bancos han ofrecido a las empresas el apoyo de algún especialista para ciertos productos o servicios financieros. Han solicitado su ayuda sobre todo para servicios transaccionales, financiación a corto y largo plazo, solicitud de subvenciones a la Administración, gestión de seguros y de tarjetas para empresas/TPV.
También han prestado asesoramiento en la gestión de tesorería y operaciones de comercio exterior, renting, banca de inversión, mercados financieros y derivados.
El otro gran esfuerzo necesario para la banca es obtener una ventaja competitiva de la información que guarda de sus clientes. Esto requiere la capacidad de extraer conocimientos significativos de grandes conjuntos de datos. Los bancos que carezcan de esta posibilidad no estarán preparados para competir en un entorno digital. Lo explicaba el experto David Jiménez Maireles en la entrevista que nos concedió sobre el futuro de los servicios financieros.
Por otra parte, también han cambiado las expectativas de los usuarios de servicios digitales, incluidos los servicios financieros a empresas y particulares. Los bancos han hecho y siguen haciendo un esfuerzo para dejar de poner el foco en el producto y mirar hacia las necesidades de sus clientes.
Como hemos visto, la banca retail ya no es la misma que hace pocos años. Sin embargo, ha de seguir evolucionando para lograr un crecimiento de sus ingresos y fortalecer su relación con los clientes.
Los bancos minoristas podrán salir adelante si se preocupan por innovar. Una buena fórmula son las plataformas de colaboración con empresas fintech donde ofrecer servicios de valor añadido a sus clientes. Como explicábamos en otro post, se está avanzando en el llamado open banking y las APIs abiertas.
La innovación es una realidad en constante evolución y algunos bancos hacen una apuesta clara por ella. Una muestra es la creación de la incubadora y aceleradora fintech de España que ha impulsado Bankia y está gestionada por Innsomnia.
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