Una característica de la crisis económica actual es la rapidez con que se está extendiendo y la volatilidad de los factores que afectan negativamente al sistema financiero. Esta situación requiere respuestas ágiles por parte de los directivos de empresa.
La gestión de Tesorería es un aspecto vital de la Función Financiera en estos momentos de incertidumbre. La respuesta del responsable de gestionar esta función ha de ser, en estos momentos, la de tomar medidas ágiles y eficaces de protección de la caja.
La gestión eficiente de la caja y de la liquidez concentra los esfuerzos de todo tipo de empresas. Para algunas es una cuestión de supervivencia. Para las que no están sufriendo tensiones de liquidez, el efectivo disponible se emplea en atender sus compromisos de pago o en realizar inversiones necesarias para recuperar, mantener o impulsar su actividad. Las empresas muy solventes, retienen más cantidad de efectivo como un seguro ante el riesgo de que surjan nuevas necesidades.
En cualquier caso, la planificación de la respuesta del tesorero o director financiero ante los desafíos del COVID-19 que recomiendan las grandes consultoras, ha recorrido ya dos primeras etapas en cuanto a la protección de la caja y se encuentra ahora en una tercera.
Primera etapa. Determinar el impacto de los efectos de la crisis sobre la tesorería
El responsable de la gestión de Tesorería ha tenido que ser muy ágil para realizar acciones como:
- En primer lugar, realizar una radiografía de la situación real de la tesorería y cuantificar las necesidades de liquidez a corto plazo, es decir, la “brecha de liquidez” existente.
- Sobre la base de la información anterior, debe actualizar las previsiones de caja y hacer un análisis ¿what if?, es decir, estudiar “¿qué ocurriría si…?”. Para ello, debe realizar un análisis de sensibilidad para determinar las variables críticas del modelo de Tesorería y simular resultados en función de cambios que se produzcan en ellas. También, generar escenarios para comparar de forma multidimensional los diferentes escenarios simulados.
- Concretar una forma de trabajo eficaz, que conlleva definir roles y responsabilidades, hacer un plan de reuniones y asegurar la infraestructura necesaria, tanto logística con la creación de un “comité de crisis” como tecnológica, etc.
- Revisar la documentación financiera para identificar si se pueden flexibilizar acuerdos, la capacidad de endeudamiento adicional de la empresa y activos no pignorados, etc.
Segunda etapa. Desarrollar medidas de protección de la caja
Las medidas concretas que el tesorero o director financiero ha tenido que desarrollar van en línea con:
- Identificar acciones inmediatas que generen liquidez de manera rápida, como por ejemplo, digitalizar la función del cobro de facturas o modificar las condiciones de cobro con clientes (gestión de demoras controladas, promesas de pago, coberturas, descuentos por pronto pago de facturas), etc.
- Realizar un plan de acción con medidas que limiten las salidas de efectivo. Por ejemplo, ERTEs, pagos por CAPEX, etc.
- Realizar una validación de proveedores clave para la continuidad de la actividad. La negociación con estos proveedores clave permitirá reestablecer condiciones de compra y los plazos de pago, con el objetivo de buscar alternativas para reducir costes, por ejemplo con rappels o con descuentos por pronto pago de facturas adicionales de proveedores necesitados de liquidez.
En este aspecto, una solución SCF (Supply Chain Finance) permite aprovechar al máximo oportunidades de obtener rendimientos por el pronto pago de facturas a proveedores y reducir considerablemente los costes, generando EBITDA.
- Definir una propuesta financiera adecuada y desarrollar de un plan de comunicación para garantizar mensajes consistentes
- Actualizar de los planes de contingencia y continuidad del negocio
- Analizar las respuestas iniciativas de financiación que están ofreciendo las administraciones públicas, las líneas de crédito del ICO avaladas por el gobierno, etc.
Tercera etapa. Asegurar la sostenibilidad de las medidas tomadas
- Actualizar y mejorar el seguimiento de las posiciones de tesorería y control de las medidas adoptadas en escenarios cambiantes.
- Potencial actualización de las políticas de tesorería para mitigar los efectos de una interrupción en la cadena de suministro, caída de clientes o pérdida de márgenes.
- Desarrollo de una hoja de ruta tecnológica para mejorar los procesos y controles que permitan integrar y mantener la resiliencia. La digitalización afecta a todas las empresas ante la crisis de este año 2020.
- Mantener y mejorar resultados a través del aprendizaje continuo y definición de planes a largo plazo. El valor de la mejora continua en la toma de decisiones y la asignación de recursos es más difícil de cuantificar que el coste a corto plazo de hacerlo. Por ello, muchas empresas se conforman con invertir en digitalizar las transacciones porque perciben ventajas más tangibles en conseguir menores costes y racionalizar la organización financiera.
Escribe aquí un comentario