Una de las cargas más importantes que puede tener una empresa es el riesgo asociado a la concentración de las cuentas a cobrar con sus clientes clave o en determinados países extranjeros. La materialización de este riesgo se da cuando algún cliente importante o un país no pueden pagar lo que adeudan, debido a problemas financieros o a conflictos políticos.
A diferencia de la última década del siglo XX, ahora las empresas tienden a establecer relaciones con pocos clientes estratégicos, que representan aproximadamente el 80% de sus ventas. Algunos de estos clientes pueden deber a la empresa importantes sumas de dinero en un momento dado. Por ejemplo, una empresa como Amazon puede adeudar grandes cantidades de dinero a algunas compañías electrónicas de consumo. Esta situación supone una debilidad importante para la empresa proveedora.
Sin embargo, los riesgos de concentración de las cuentas a cobrar no tienen que referirse necesariamente a otras empresas clientes, también se pueden generar en las exportaciones destinadas a algún país determinado.
Debido a que las cuentas a cobrar son un riesgo de balance y no, por ejemplo, un riesgo de propiedad o de trabajo, los empresarios, directores financieros y gestores de crédito suelen tener más información y visibilidad que los gerentes de riesgo. Por ello, es recomendable que estos directivos trabajen coordinadamente en la identificación y evaluación de los riesgos de concentración que la empresa pueda tener.
Además, una empresa debería evaluar los métodos para protegerse de las pérdidas por deudas incobrables o riesgos políticos asociados a exposiciones al riesgo de determinados clientes en una o unas pocas regiones, que sean significativas. Estos métodos son cuatro:
- Los Credit Default Swaps o Permutas de incumplimiento crediticio. Se trata de contratos similares a los seguros, con los cuales la empresa compra protección frente a un riesgo de crédito durante un determinado tiempo, a cambio de un pago periódico o prima. La diferencia con el seguro es que el bien asegurado no es tangible.
En los CDS, el vendedor de protección generalmente es un banco que se compromete a realizar un determinado pago en el supuesto de que ocurra un evento de crédito sobre el activo de referencia; como por ejemplo, un impago o una reestructuración del emisor del activo, o que este entre en concurso de acreedores… Si no ocurre ningún evento de crédito, el banco no realiza ningún pago. Los CDS se utilizan en el aseguramiento de grandes compañías, de paquetes de referencia crediticia (CDO) o de bonos de deuda soberana.
- Contratos de compraventa. En virtud de estos acuerdos, una entidad financiera apoyará las ventas con un cliente o deudor particular o un conjunto selecto de ellos y, en caso de incumplimiento, comprará las obligaciones pendientes que estos tengan con el proveedor. Este instrumento suele estar disponibles sólo para apoyar el comercio a entidades públicas o a una cuenta que tiene deuda negociable o bonos.
- Seguro de crédito comercial. Son programas de seguros que abarcan envíos y cuentas a cobrar por pérdidas generadas por insolvencia, retrasos en los pagos y/o eventos políticos. A diferencia de las permutas de incumplimiento de crédito o de los contratos de cuentas a cobrar, el crédito comercial puede respaldar las ventas tanto a empresas públicas como privadas. En las operaciones de exportación, el seguro de crédito comercial también puede cubrir riesgos y acontecimientos políticos relacionados con el comercio internacional
- Programas de riesgo político. Estos programas ofrecen cobertura sobre la frustración del contrato y obligaciones de deuda soberana. Estas políticas pueden apoyar el capital, las inversiones, los préstamos, el equipo, la característica y los riesgos de las transferencias monetarias, que ocurren en otros países. Estos contratos normalmente cubren la expropiación o la nacionalización y los daños físicos que provoca la convulsión política o la guerra sobre estos bienes.
Cada una de estas herramientas ofrece mecanismos rentables para proteger lo que se puede convertir en el principal riesgo para muchas empresas: la concentración de las cuentas a cobrar.
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